Reseña de QuietOn 2: Pequeños titanes de la tranquilidad

El ruido suele colarse en tu vida cuando menos lo deseas. Piensa en los ronquidos estruendosos de tu compañero de piso, el zumbido sordo del tráfico o el perro del vecino que parece estar entrenando para los Juegos Olímpicos de ladridos. Los auriculares QuietOn 2 se diseñaron para combatir el ruido cotidiano, combinando la cancelación activa de ruido con un toque tecnológico a los tapones tradicionales. Ya no se fabrican, se descontinuaron a medida que surgieron nuevas versiones, pero dejaron una huella que vale la pena explorar. No se trata de convencerte de que los pruebes, sino de mostrarte cómo eran, basándonos en experiencias reales de personas que los probaron. Desde el desempaquetado hasta las pruebas nocturnas, aquí tienes toda la información sobre cómo se comportaron estos pequeños auriculares en la vida real.

Desempacando la experiencia QuietOn 2

Qué venía en el paquete

Cuando alguien tenía en sus manos un QuietOn 2, llegaba en una caja compacta y sencilla. Dentro había todo lo necesario para empezar: un estuche de carga, los auriculares, un cable micro-USB corto y algunas almohadillas de silicona adicionales en tamaños pequeño, mediano y grande. También incluía un pequeño manual de instrucciones, impreso en varios idiomas, muy práctico para quienes prefieren una guía rápida. El estuche era sólido, no demasiado pesado, lo suficiente para parecer resistente, y contaba con una ranura en la parte trasera para el cable. Nada parecía complicado; todo estaba diseñado de forma accesible desde el principio.

Primera mirada y sensación

Nada más sacarlos de la caja, los auriculares QuietOn 2 destacaban por su tamaño, o mejor dicho, por su ausencia. Eran notablemente más pequeños que los auriculares inalámbricos que la gente solía usar para escuchar música, lo cual tenía sentido, ya que prescindían de los altavoces y la tecnología Bluetooth. El diseño era básico: una carcasa de plástico duro con almohadillas de silicona suave que se ajustaban al canal auditivo. El estuche de carga tenía un par de luces LED azules en la parte frontal, que parpadeaban cuando los auriculares se cargaban y se apagaban al finalizar. No era un dispositivo muy vistoso, pero quienes lo probaron comentaron que tenía un toque práctico, como algo que dejarías en la mesita de noche sin pensarlo dos veces.

Conceptos básicos de carga

Configurarlos para cargar fue bastante sencillo. Conectabas el estuche a un puerto USB con el cable micro-USB incluido y los auriculares se cargaban mientras estaban dentro. Tardaban aproximadamente una hora en cargarse por completo, y su duración estimada era de unas 20 horas con un solo uso. ¿El truco? El estuche no tenía batería propia, así que necesitabas una fuente de alimentación cercana, como un portátil, un cargador de móvil o incluso una batería externa si estabas de viaje. No venía con adaptador de pared, pero la mayoría de la gente ya tenía uno por ahí. A los probadores les gustó que la larga duración de la batería implicara una carga menos frecuente, aunque no había avisos cuando la batería se estaba agotando; la cancelación de ruido simplemente se cortaba sin previo aviso.

El factor discontinuado

Una cosa a tener en cuenta desde el principio: el QuietOn 2 ya no es algo que se pueda conseguir fácilmente en cualquier tienda. Ha sido descontinuado y reemplazado por modelos más nuevos como el QuietOn 3.1. Esto no cambia lo que era: un dispositivo de nicho dirigido a personas cansadas del ruido, pero sí significa que esta reseña es más una retrospectiva que una guía de compras. Quienes lo probaron lo hicieron cuando aún era nuevo, y sus experiencias aún arrojan luz sobre lo que ofrecía antes de su descontinuación.

Encajándolos, literalmente

Descubriendo el ajuste

Conseguir que los QuietOn 2 se ajustaran correctamente a tus oídos requirió un poco de prueba y error. Vienen con tres tamaños de almohadillas: pequeña, mediana y grande, y cambiarlas no fue fácil; las almohadillas podían resultar difíciles de poner y quitar. La clave estaba en presionar la almohadilla de silicona en el canal auditivo y luego girar el auricular hacia atrás hasta que quedara bien ajustado. Cada oído tiene una forma diferente, por lo que los evaluadores obtuvieron resultados dispares. Algunos apostaron por las almohadillas grandes para un ajuste más firme, mientras que otros encontraron que la mediana era suficiente. Si no se ajustaban correctamente, la reducción de ruido se notaba, así que dedicar un minuto a ajustarlos fue tiempo bien invertido.

Comodidad a lo largo del tiempo

A la hora de usarlos, la comodidad dependía mucho de lo que estuvieras haciendo. ¿Sentado o boca arriba? No importaba. Quienes los probaron los usaron durante horas, trabajando en un escritorio, echando una siesta en el sofá o simplemente relajándose, y se olvidaron fácilmente de ellos. Las puntas suaves ayudaban, y su pequeño tamaño evitaba que sobresalieran ni presionaran incómodamente contra las orejas. Pero al girarlos de lado, la cosa cambiaba. El cuerpo de plástico duro podía clavarse en la oreja al apoyarse sobre una almohada, sobre todo si te movías. Algunos probaron quitándose uno y usando solo el auricular del lado "arriba", que resultaba menos intrusivo.

Ese molesto ruido de movimiento

Me llamó la atención algo peculiar: al mover los auriculares contra una almohada, el ajuste hermético convertía los pequeños movimientos en ruidosos. Quienes los probaron lo describieron como un crujido o golpeteo en el canal auditivo, amplificado por el ajuste perfecto. No era un problema constante, pero si sueles dar vueltas en la cama por la noche, era lo suficientemente intenso como para distraerte. No es un defecto, sino una de esas peculiaridades del mundo real que notas al intentar acomodarte.

Ajuste sobre la marcha

Otro detalle que los evaluadores detectaron fue cómo el ajuste podía cambiar durante el uso. Si un auricular se aflojaba, por ejemplo, al darse la vuelta en la cama, dejaba pasar más ruido. Un giro rápido para reajustarlo solía solucionar el problema, pero era un aspecto más a considerar si se buscaba un sonido constante. ¿La lección? El ajuste no era algo que se hiciera solo una vez; requería atención ocasional.

Cómo afrontar el ruido: qué podían (y qué no) hacer

La configuración de bloqueo de ruido

Los QuietOn 2 ofrecían una solución dual contra el ruido. Primero, las almohadillas de silicona bloqueaban físicamente el sonido rellenando el canal auditivo, de forma similar a los tapones estándar. Segundo, incorporaban cancelación activa de ruido: una pequeña tecnología dentro de cada auricular escuchaba los sonidos externos y los contrarrestaba. Fueron diseñados para ruidos de baja frecuencia, como el rugido de un motor de avión o un televisor lejano, en lugar de agudos como bocinas o sirenas.

Poniéndolos a prueba

Los evaluadores probaron estos auriculares en diversas situaciones cotidianas para comprobar su rendimiento. Esto es lo que encontraron:

  1. Ruido de fondo constante : En una habitación con el zumbido del aire acondicionado o purificador, los auriculares atenuaron el zumbido. No desapareció por completo, pero se volvió más silencioso, lo suficiente como para que no resultara tan molesto.

  2. Reproducción de música : Con una pista en bucle a un volumen moderado, atenuaron el sonido más que los tapones de espuma, pero no tanto como los auriculares circumaurales. Los graves más bajos se atenuaron mejor que los medios o agudos, que aún se percibían.

  3. Ronquidos cercanos : Cuando un compañero roncaba, el ruido se atenuaba, pero no desaparecía. La intensidad del ronquido dependía del volumen y la proximidad del ronquido; los más fuertes y cercanos aún atravesaban la tecnología.

  4. Ruidos de la calle : Los coches que pasaban se oían apagados, aunque pitidos o bocinazos agudos se oían con claridad. Era una disminución notable, pero no un silencio total.

El ajuste fue fundamental. Si los auriculares no estaban bien ajustados, se filtraba más ruido, por lo que los evaluadores tuvieron que ajustarlos de vez en cuando para mantenerlos en su sitio.

La función de cambio de modo

Cada auricular tenía un pequeño botón entre las patillas de carga, que permitía cambiar entre el modo "silencio" (cancelación de ruido activada) y el modo "audición" (que permitía la entrada de más ruido exterior). Era fácil encontrarlo al tacto, y el cambio fue instantáneo; se notaba la diferencia al instante. Algunos usuarios disfrutaron usándolos durante el día, cambiando a modo silencio para silenciar un espacio ruidoso y de nuevo a modo audición para una charla rápida. Otros simplemente se los quitaban. En cualquier caso, funcionaban de forma independiente en cada oído, lo que les daba cierta flexibilidad.

Los límites de la tecnología

Los probadores notaron algo: no eran milagrosos. Resisten mejor los sonidos bajos y constantes que los repentinos y agudos. ¿Un ruido lejano de camión? Bien silenciado. ¿Una sirena aullando en la cuadra? Aún audible. Los fabricantes fueron claros sobre este enfoque en las frecuencias más bajas, y los resultados en la práctica coincidieron con esa idea. No se trataba de silenciarlo todo, sino de atenuar ciertos ruidos.

Día vs. Noche: Dónde brillaron (o no)

Casos de uso diurnos

Durante el día, los QuietOn 2 sorprendieron a algunos usuarios con su utilidad. Usarlos mientras se trabaja en casa atenúa las distracciones de fondo, como el zumbido del aire acondicionado o el leve ruido del televisor en otra habitación. El cambio de modo fue fundamental: se podía bloquear el parloteo y luego girarlos para escuchar a alguien sin molestarlos. Su pequeño tamaño los hacía cómodos al salir, y su batería de 20 horas de duración les permitía funcionar durante todo el día. Para quienes viven en entornos ruidosos, ofrecían una forma discreta de desconectar del mundo.

Realidad nocturna

Por la noche, la experiencia fue variada. Si dormías boca arriba, quienes los probaron los encontraron lo suficientemente cómodos como para usarlos durante horas, amortiguando sonidos como el tráfico o el zumbido de un ventilador. Su tamaño pequeño y las puntas suaves los hacían menos voluminosos que los auriculares, lo cual era una ventaja. Pero quienes dormían de lado se topaban con un obstáculo. La carcasa de plástico duro presionaba la oreja contra la almohada, y moverse de lado lo empeoraba. Algunos preferían usar solo uno en el oído que miraba hacia arriba, lo que aislaba menos el ruido pero evitaba la incomodidad. Comparados con los tapones de espuma, no siempre bloqueaban tanto el sonido, aunque quienes odiaban la sensación de expansión de la espuma encontraron que estos se ajustaban mejor.

El ángulo de viaje

Nadie pudo probarlos en un avión; las restricciones de viaje de 2020 lo impidieron, pero sentarse erguido parecía la mejor opción. Quienes los probaron pensaron que suavizarían el ruido del motor en un vuelo sin la molestia de dormir de lado, y su estuche compacto los hacía fáciles de guardar en una bolsa. Para quienes duermen boca arriba o en un asiento reclinado, podrían haber sido una excelente opción. Dado que ya no se fabrican, es más una pregunta hipotética que un consejo práctico.

Comparación con alternativas

Los evaluadores no pudieron evitar compararlos con otras opciones. Los tapones de espuma, con altos índices de reducción de ruido, como 33 decibelios, a menudo los superaban en cuanto a bloqueo del sonido, especialmente a un precio mucho menor. Pero los QuietOn 2 tenían una ventaja para quienes no soportaban la presión de la espuma o preferían algo reutilizable con un toque tecnológico. Los tapones de cera o silicona se encontraban en un punto intermedio: menos tecnológicos, pero a veces más cómodos para ciertos oídos.

Los detalles prácticos

Cómo operaban

Usar los QuietOn 2 fue de lo más sencillo. Al sacarlos del estuche, se encendieron automáticamente. Al volver a colocarlos, se apagaron. Sin aplicación ni botones adicionales, solo el interruptor de modo en cada auricular. La carga se realizaba dentro del estuche, con los LED azules indicando el estado. Una desventaja que señalaron los usuarios: no había una forma clara de saber si estaban encendidos o con poca batería, a menos que los llevaras puestos y notaras que la cancelación de ruido dejaba de funcionar. Era una configuración básica que no complicaba demasiado las cosas.

El precio en aquel entonces

Cuando aún estaban en el mercado, los QuietOn 2 costaban unos 199 $ (o 199 €/179 £, según la región). Eso los situaba en el mismo rango que auriculares con cancelación de ruido como los AirPods Pro de Apple o los WF-1000XM4 de Sony, que también admitían música y llamadas. Para un dispositivo que solo bloqueaba el ruido, era un precio considerable, sobre todo comparado con los tapones de espuma que costaban un par de dólares. Incluían una política de devolución de 30 días, así que podías probarlos y luego deshacerte de ellos si no funcionaban. Ahora que están descatalogados, ese precio es solo una nota a pie de página histórica.

Vibraciones de diseño y almacenamiento

Los auriculares tenían un diseño elegante y sobrio, pequeños y sencillos, con un estuche que los mantenía organizados. A quienes los probaron les gustó que se cargaran dentro del estuche en lugar de colgando de un cable; se sentían más ordenados y menos propensos a perderse debajo de los muebles. Si el estilo te importaba, se veían un poco más elegantes que los tapones de espuma, aunque eso no es precisamente una prioridad cuando las luces están apagadas. Las inserciones magnéticas del estuche aseguraban que los auriculares se mantuvieran en su lugar, un pequeño pero apreciado detalle.

¿Por qué se discontinuó?

Aunque no se explican aquí las razones exactas de su retirada del mercado, se puede afirmar que modelos más nuevos como el QuietOn 3.1 tomaron el relevo con mejoras, menor tamaño, batería de mayor duración y mayor comodidad. El QuietOn 2 abrió el camino, pero no perduró. No obstante, las experiencias de quienes lo probaron siguen siendo valiosas, mostrando qué funcionaba y qué no antes de la llegada de la siguiente generación.

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    Conclusión

    ¿Cuál es la última palabra sobre los QuietOn 2? Fueron un experimento genial para eliminar el ruido sin añadir volumen. Quienes los probaron los apreciaron para quienes duermen boca arriba o durante el día, señalando que atenuaban sonidos como el zumbido del aire acondicionado o el tráfico lejano, aunque quienes duermen de lado a menudo encontraban la carcasa de plástico un poco incómoda. Ya no están disponibles, reemplazados por opciones más sofisticadas como los Ozlo Sleepbuds, pero demostraron que hay espacio para dispositivos sencillos que reduzcan el ruido. En realidad, se trataba de lo que necesitabas: un sonido silencioso o algo con más ases bajo la manga.

    En retrospectiva, el QuietOn 2 tenía sus seguidores: gente a la que le gustaba su sencillez y la larga duración de la batería, y otros que se quedaron con tapones de espuma más económicos o se pasaron a tecnología más moderna. No era una solución universal, y no hay problema. Su historia nos recuerda que incluso los dispositivos descontinuados pueden dejar huella, y nos da un vistazo a lo que funciona cuando el mundo no se calla.

    Preguntas frecuentes

    ¿Qué hizo realmente QuietOn 2?

    Eran auriculares diseñados para reducir el ruido con cancelación activa de ruido y puntas de silicona suave. Sin música ni streaming, solo una forma de silenciar ruidos como los ronquidos o el ruido del tráfico. A quienes los probaron les gustó cómo atenuaban los sonidos bajos, aunque los ruidos más fuertes y agudos aún podían filtrarse.

    ¿Fueron cómodos para usarlos toda la noche?

    Depende de cómo duermas. Si duermes boca arriba, quienes lo probaron dijeron que se sintieron bien durante horas. ¿Y los que duermen de lado? No tanto, con esa pieza de plástico duro pegada a la oreja contra la almohada. Algunos solo usaron un auricular para evitar la molestia.

    ¿Cuánto duró la batería?

    Tenían una autonomía estimada de unas 20 horas con una carga completa, lo cual fue bastante satisfactorio para los probadores. Tardaron una hora en cargarlas en el estuche, pero no hubo aviso alguno cuando se agotaron; simplemente dejaron de funcionar.

    ¿Aún puedes comprarlos?

    No, están descontinuados. Modelos más nuevos como los QuietOn 3.1 tomaron el relevo, así que esto es más bien una mirada retro a cómo eran. Tendrías que buscarlos de segunda mano si realmente quisieras uno ahora.

    ¿Cómo se comparan con los Ozlo Sleepbuds?

    Los QuietOn 2 mantuvieron su funcionalidad básica, solo bloqueando el ruido. Los Ozlo Sleepbuds incluyen streaming, pistas con bloqueo de ruido y extras como una app y sensores. Quienes los probaron indicaron que los Ozlo también podrían resultar más cómodos para quienes duermen de lado, pero es un equilibrio entre la simplicidad y la gran cantidad de funciones.

    ¿Bloquearon todo el ruido?

    No del todo. Funcionaban mejor con ruidos sordos, como los de un avión o el aire acondicionado, que con sonidos agudos como las bocinas. El ajuste era muy importante: si no quedaban bien ajustados, se colaba más ruido. Quienes los probaron los encontraron decentes, no perfectos.

    Especificaciones de QuietOn 2: Silencio en un formato pequeño Cómo dormir con un aire acondicionado ruidoso